La tiromegalia comúnmente conocida como bocio, es un trastorno estructural de la glándula tiroides caracterizo por el aumento de su tamaño, que podría ser visible en la parte exterior del cuello y desarrollarse a cualquier edad.
El bocio puede ser difuso cuando el aumento de tamaño de la glándula tiroides es uniforme y global, sin la presencia de nódulos.
Pero también puede darse el caso que el aumento de tamaño de la glándula tiroides sea irregular, debido a que está acompañado de uno o varios nódulos, lo que se conoce como bocio nodular o multinodular.
Podría suceder que un bocio que en un principio era difuso evolucione y desarrolle nódulos, por lo que es muy importante seguir la evolución del bocio.
El bocio puede ser producido por diferentes factores, y una dieta deficiente en yodo es uno de ellos. Si la tiroides no obtiene suficiente yodo, disminuirá su producción de hormonas y la glándula hipófisis le enviara señales para que incremente su producción, como resultado la tiroides aumentara su tamaño con el objetivo de capturar el yodo que requiere para poder producir la cantidad de hormonas necesarias para que el cuerpo funcione bien.
EL bocio también es producido por la inflamación de la glándula tiroides que se conoce como tiroiditis. La tiroiditis de Hashimoto es la más frecuente de la tiroiditis, pero también existe una gran variedad de tiroiditis como la tiroiditis fibrosante de Riedel, la subaguda, la linfocitaria silente, la inducida por fármacos, la inducida por radiación, la supurativa.
La tiroiditis de Hashimoto es un trastorno autoinmune que surge cuando el sistema inmunológico ataca las células de la glándula tiroides, produciendo una fase de tirotoxicosis, bocio, y una disminución progresiva de la función tiroidea, lo que provoca un hipotiroidismo.
Otro trastorno autoinmune que produce bocio es la enfermedad de Graves Basedow, en la cual el sistema inmunológico ocasiona que el organismo genere anticuerpos en la sangre que estimulan a la tiroides a crecer, producir y segregar al torrente sanguíneo un exceso de hormonas T3 y T4, lo que da como resultado una tiroides hiperactiva, que acelera el funcionamiento del cuerpo.
Durante el embarazo puede surgir otro factor que genere bocio, como es el caso la producción de la hormona gonadotropina coriónica, la cual puede generar que la glándula tiroides sea hiperactiva y por consiguiente tenga un aumento de tamaño.
Un bocio podría presentar problemas cuando es tan grande que obstruye las vías respiratorias y la laringe. En cuyo caso el paciente presentara tos, ronquera, dificultad para tragar, dificultad para respirar al hacer esfuerzo físico.
Cuando se ve afectada la función tiroidea, también pueden presentarse problemas, es decir, si la tiroides se vuelve hipoactiva o hiperactiva, los síntomas irán en sintonía con estas patologías.
En cambio un bocio podría no causar molestias, algunos son tan pequeños que no son visibles, solo detectables con examen físico o imágenes; pero también pueden ser visibles y aun así no causar problemas. En estos casos, podrían no necesitar tratamiento.
Cuando un bocio está causando problemas, es preciso determinar primero su causa, para después indicar el tratamiento adecuado, para lo cual se determina la función tiroidea a través examen de sangre, así como también podría ser útil contar con imágenes y una punción con aguja fina.
El tratamiento podría hacer que el bocio deje de crecer y reduzca su tamaño, pero no desaparezca por completo, porque la tiroides tiene muchas cicatrices que impiden que reduzca por completo. La cirugía solo estaría indicada en casos de bocio grande o de obstrucción.
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[…] Cuando la tiroides no trabaja con normalidad, puede presentarse de dos formas una como un trastorno del funcionamiento cuando hay un aumento de las hormonas tiroideas (Hipertiroidismo) o una disminución de las hormonas tiroideas (hipotiroidismo), y la otra como un trastorno estructural cuando su forma sufre un cambio, es decir, cuando hay nódulos tiroideos o bocio. […]
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